lunes, 15 de noviembre de 2010

DIFICULTADES EN TESALÓNICA Y BEREA

Ya en Atenas esperando a mis compañeros, los de allí me pidieron que les enseñase la nueva doctrina cristiana. En medio del Areópago di mi discurso dirigido a los atenienses, al acabar mi discurso, unos se rieron, otros no lo tuvieron en cuenta mientras que otros si creyeron en la palabra del Señor, entre ellos Dionisio Areopagita, Damaris y algunos otros con ellos.

En Tesalónica tuvimos problemas con los judíos, muchos de los de allí se pasaron al cristianismo, por la envidia producida algunos judíos convocaron y armaron algunas revueltas. Al final nos dejaron marchar. Algo parecido pasó en Berea, allí predicamos la Buena Nueva, mas los de Tesalónica, al enterarse que también habíamos acudido a Berea, fueron allí para armar alboroto. Los hermanos me hicieron marchar a toda prisa a Atenas, mientras que Silas y Timoteo se quedaron en aquel lugar. Les envié el mensaje en el que ponía que debían llegar a donde yo lo antes posible.

MIS MISIONES

Durante mi misión estuve en la cárcel con Silas, después de haber hecho salir de una mujer, un espíritu adivino que la poseía. Al ver sus amos, que habían perdido una gran fuente de ingresos. Nos llevaron frente los magistrados, nos condenaron y después de azotarnos y dejarnos heridos, nos metieron en un calabozo. Milagrosamente, por un terremoto que se produjo mientras estábamos en el calabozo, durante nuestra oración, todas las puertas y cadenas se rompieron y quedaron abiertas, el carcelero asustado por todo lo que pasó nos pidió la salvación, fue bautizado, nos curó las heridas y nos invitó. Finalmente salimos de la cárcel.


Me separé de Bernabé, debido a una riña que tuvimos entre nosotros. Bernabé tomó consigo a Juan, llamado Marcos; y yo tomé como compañero a Silas. Bernabé se embarcó rumbo a Chipre, en cambio yo partí encomendado por los hermanos a la gracia de Dios.
En Licaonia mi compañero de viaje fue Timoteo. Lo conocí después de recorrer Siria y Cilicia, también a Derbe y Listra, allí mismo decidí que Timoteo me tenía que acompañar en mis viajes: en Asia menor (Frigia, Misia, Bitinia, Tróade, Samatrocia, Neápolis y desde allí a Filipos principal colonia de Macedonia). En Filipos permanecimos varios días.

CARTA APOSTÓLICA

Los discípulos y algunos prebísteros decidieron enviarnos a Bernabé y a mí una carta; por medio de Judas, llamado Barsabás, y Silas. Cuando recibimos la carta, nos llenamos de gozo. Se quedaron algún tiempo y dieron algunos discursos a los hermanos que les confortaron. Fueron despedidos agradeciéndoles la visita que nos habían hecho. Bernabé y yo nos quedamos en Antioquía enseñando y anunciando, en compañía de otros muchos la Buena Nueva, la Palabra del Señor.

domingo, 14 de noviembre de 2010

CONTROVERSIAS

Hubo en Jerusalén y Antioquía varias discusiones sobre las costumbres, sobre si se debían seguir cumpliendo o no, como por ejemplo la circuncisión. Finalmente se solucinaron gracias al dicurso de Pedro, la intervención de Bernabé y la mía propia (contando todos los prodigios que Dios había hecho por medio de nosotros), así como también el discurso de Santiago donde anunció los oráculos de los profetas.

FIN DE LA MISIÓN


Un grupo de judíos me lapidó y arrastró fuera de la ciudad. Me dejaron allí pensando que había muerto, mas, desperté rodeado de discípulos que me curaron y ayudaron a recuperarme. Días más tarde, seguí evangelizando en ciudades como Listra, Iconio y Antioquía, además de haber conseguido también un gran número de seguidores.
Atravesando Pisidia llegamos a Panfilia, predicamos en Perge y en Atalía. Volvimos a Antioquía donde empezamos nuestra misión y allí contamos todas nuestras experiencias con los gentiles... Estuvimos bastante tiempo con los discípulos.


miércoles, 10 de noviembre de 2010

MI MISIÓN Y LA DE BERNABÉ

Ya reunidos en Antioquía, el Espíritu Santo nos mandó a Bernabé y a mí ,que nos separaramos de los discípulos  porque teníamos que llevar acabo nuestra misión.
Anunciamos la Palabra de Dios en: sinagogas judías, Seleucia, Chipre... Acompañados de Juan. Llegamos a Pafos. Allí tuvimos algún problema con una falso profeta judío, llamado Barjesús, el Señor le impuso la ceguera como castigo (durante un tiempo determinado), lo que le hizo creer en el mesías.

Mis compañeros y yo llegamos a Antioquía de  Pisidia después de pasar por Perge.  Juan volvió a  Jerusalén. Allí mismo me puse a predicar la Palabra del Señor a los judíos. Días después hicimos lo mismo, Bernabé y yo, con los gentiles, ya que los judíos la rechazaron.
Curé a un tullido.

DELEGADOS EN JERUSALÉN-VUELTA A ANTIOQUÍA

Estuvimos predicando durante un tiempo en Jerusalén. Por mis manos y las de Bernabé, pasaron algunos discípulos, que al igual que a mí, ayudamos.
Posteriormente,cuando acabamos nuestra misión en Jerusalén, volvimos a Antioquía de la mano de Juan (Marcos).