Hubo en Jerusalén y Antioquía varias discusiones sobre las costumbres, sobre si se debían seguir cumpliendo o no, como por ejemplo la circuncisión. Finalmente se solucinaron gracias al dicurso de Pedro, la intervención de Bernabé y la mía propia (contando todos los prodigios que Dios había hecho por medio de nosotros), así como también el discurso de Santiago donde anunció los oráculos de los profetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario